CON MUCHO MOLE
Israel Wood
Autarcia Φ, 2013
Ciudad de México
INTENCIÓN
Constituye un desafío abordar el tema de la violencia desde el arte. En consecuencia, en este proyecto intento plantear soluciones a partir de la creatividad; es decir, estetizar el fenómeno de la violencia por medio de polaridades, haciendo dialogar escultóricamente lo crudo y lo amable, lo amargo y lo dulce para saber cómo enfrentar con creatividad este fenómeno y su relación con nuestra identidad. Asimismo, pretendo promover una reflexión en el espectador y cuestionarlo sobre su postura al respecto. En la pieza Con mucho mole, el propósito fue cambiar el uso de una cazuela, que se ve usualmente como un utensilio para cocinar o como un objeto decorativo, a un objeto depositario de un discurso visual a través de un mosaico en su interior que nos remite a toda una saga de las drogas y su relación con la violencia, sin desdeñar lo tradicional o popular (esa cotidiana relación irónica que hacemos los mexicanos entre el mole y la sangre). En consecuencia, esta pieza pretende generara una anomalía entre la atracción que nos produce la comida (en este caso el mole ofrecido a través de tamales durante una performance) y la repulsión que podría provocarnos pensar en ella como símbolo de las entrañas y la sangre extraídas de un cuerpo.
I. INVESTIGACIÓN GENERAL
[…] de la unión entre la episteme de la violencia y el capitalismo deviene un fenómeno que hemos denominado como capitalismo gore. Éste inició su andadura en el estado de excepción en el que se desarrolla la vida en múltiples confines del planeta, con especial ahínco en los países con economías deprimidas que se conocen como Tercer Mundo y en las fronteras entre éstos y el Primer Mundo.
[…], con capitalismo gore nos referimos al derramamiento de sangre explícito e injustificado (como precio a pagar por el Tercer Mudo que se aferra a seguir las lógicas del capitalismo, cada vez más exigentes), al altísimo porcentaje de vísceras y desmembramientos, frecuentemente mezclados con el crimen organizado, el género y los usos predatorios del cuerpo, todo esto por medio de la violencia más explícita como herramienta de necroempoderamiento.
Sayak Valencia
[…] la violencia ha sido la fundadora y conservadora del derecho y el poder. Difícilmente podría encontrarse una cultura que no esté cimentada sobre oscuros antecedentes de violencias legítimas e ilegítimas.
Walter Benjamin
[…] lo que llamamos alta cultura, se asienta sobre una espiritualidad de la crueldad.
Friedrich Wilhelm Nietzsche
[…] no se trata de unos brotes desordenados y ocasionales de violencia sino de la manifestación del terror como una práctica estructurada y pensada que incluye varios niveles: una estrategia y una programación, unos agentes específicos, unos rituales a seguir, una instrumentalización para dar muerte y una cronología del terror.
Gonzalo Sánchez
II. DESCRIPCIÓN DE LA OBRA
La pieza Con mucho mole consta de una cazuela molera de barro cocido y vidriado, de aproximadamente un metro de diámetro, la cual fue intervenida con un mosaico de 162 azulejos (Fig. 2). Adicionalmente, a un costado de la cazuela, pende de un gancho metálico un fardo realizado con una estructura forrada con hojas de plátano simulando un tamal zacahuil y con la forma de un cuerpo humano (Fig. 1). Esta pieza estuvo inicialmente pensada como una instalación (Fig. 3) aunque también fue partícipe de una performance en la que se extraían tamales de su interior y se les repartía al público. (Fig. 4).

Fig. 1 Boceto para la pieza "Con mucho mole".
III. INTERPRETACIÓN DE LA OBRA
Aunque la cazuela y los tamales así como el mole son tres elementos que están inscritos en nuestra naturaleza culinaria nacional, sin duda el mole nos remite en primera lugar al mole poblano y el mole, en sí mismo, ha sido sinónimo de sangre para los mexicanos en términos irónicos.
Junto con la cazuela se agrega otro elemento interesante que va a la par con la identidad poblana: La talavera; de modo que la intervención de la cazuela con un mosaico en su interior, nos recuerda el revestimiento de la arquitectura de los edificios coloniales poblanos o las vajillas de ese estado, pero adicionalmente constituye una superficie en la que, a través de la gran cantidad de dibujos realizados en su superficie (Fig. 2), se establece un discurso sobre el problema del narcotráfico que circula alrededor de las sustancias psicotrópicas o drogas, su elaboración, sus formas de distribución y su relación con el tráfico de armas, así como con la violencia generada por la creación de un negocio altamente redituable y soportado desde las más altas esferas del poder capitalista.

Fig. 2 Mosaico con 162 azulejos.

Fig. 3 Pieza expuesta en la FAD, Academia de San Carlos, patio de arquitectura. 2013.

Fig. 4 Performance realizado en la FAD, Academia de San Carlos, patio de arquitectura. 2013.
IV. POSTURA PERSONAL
Exponer una pieza como esta, ya sea en su forma pasiva como instalación o como parte de una acción, crear una paradoja, es decir, un juego aparentemente sin sentido entre la comida y el objeto representado. Algo que podría llamar una estética de la imprecisión del significado o, mejor dicho, un diálogo entre significantes más que entre significados. La comida es atractiva en sí misma; sin embargo, al estar involucrada en una pieza de esta naturaleza, es difícil para el espectador acercarse a ella o inclusive puede llegar a repudiarla. Pero es en estas contradicciones donde pienso que está el valor de la obra, ya que induce necesariamente al público a tomar una postura ante la violencia que estamos viviendo y cómo es que finalmente él la asume: “se solidariza o finalmente participa, pero dándose a la fuga”.